Murciélagos, avispas y animales domésticos pueden ser peligrosos para la salud.
Se define como "plaga" a todo conjunto de seres vivos que se encuentran en una densidad tal que pueden llegar a dañar o constituir una amenaza para el hombre y/o su bienestar. Sin embargo, el concepto de plaga es entendido, la mayoría de las veces, en función del tipo de animal de que se trate, es decir, habitualmente insectos, roedores o microorganismos patógenos.
Hasta hace muy poco, las empresas de control de plagas eran requeridas para suprimir poblaciones de cucarachas, moscas, mosquitos, ratas, ratones, etc. Pero útimamente, sobre todo en las zonas urbanas, se solicita cada vez más el control de "otros animales" que no suelen ser considerados por el público como plagas susceptibles de ser reguladas: gatos, perros, palomas, murciélagos, avispas, abejas, escorpiones... seres vivos que pueden llegar a constituir un serio peligro para la salud pública, además del deterioro que suponen para la calidad de vida de los ciudadanos.
Las razones por las que estos animales pueden llegar
En el control de estos animales, las empresas DDD (Desinfección, Desisectación y Desratización) se encuentran con la paradoja siguiente: siendo necesaria su captura o erradicación debido no solamente al deterioro que causan al bienestar común, sino que, además, son transmisores de enfermedades, algunos ciudadanos se oponen a su control, y favorecen su proliferación suministrándoles alimento.
Por esta razón, aparte de las medidas de control curativas, es necesario que la Administración programe campañas de concienciación ciudadana en la que se expliquen los peligros que estos animales tienen para la salud pública cuando, como en el caso de gatos y perros abandonados, no están sometidos a ningún control sanitario y cuando, como en el caso de las palomas, el número de individuos es tan elevado que el poder de transmisión de enfermedades se multiplica de forma alarmante.
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