jueves, 24 de mayo de 2012

Cómo crear tu huerto urbano

Un huerto en casa nos sirve para cultivar hortalizas para el consumo familiar y siempre estaremos seguros de que nuestra alimentación es completamente sana. Por ello, más allá de ser útil, el huerto casero es absolutamente ecológico y, a su vez, nos servirá como un pasatiempo agradable que con el paso del tiempo puede llegar a convertirse en una pasión.

Qué necesitamos para poner en marcha nuestro huerto urbano

Para empezar necesitaremos recipientes donde cultivar las diferentes hortalizas; podemos reutilizar envases de comida, cajas de fruta, etc, que además de ser una alternativa muy económica, contribuye al cuidado del planeta.


También debemos poner especial cuidado al elegir el sustrato para nuestro cultivo, ya que este debe tener unas características determinadas de pH (en torno a 6.5 es el pH óptimo) y consistencia, que viene dada por el porcentaje de arcilla.

Para algunos cultivos, como el tomate o las judías verdes, necesitaremos también tutores (pueden servirnos cañas de bambú o ramas de algún árbol), para evitar que el fruto caiga al suelo.

Qué cultivar en un huerto urbano

A continuación debemos plantearnos qué hortalizas podemos cultivar, dependiendo de las características del emplazamiento del huerto: si es un lugar soleado podremos plantar tomates, pero no fresas. Si es un lugar espacioso podemos optar por frutas y verduras de gran tamaño, como sandías, calabazas o melones, pero si el espacio es nuestro factor limitante, habremos de conformarnos con plantar lechugas, espinacas y algún tomate cherry.

La mejor estructura para crear un huerto en nuestra casa es orientarlo en dirección de norte a sur y cuidando que la tierra quede bien plana.

Es conveniente dividir el huerto en cuatro partes iguales así podremos plantar diferentes hortalizas como:
Los frutos de raíz: patatas, zanahorias, puerros, cebollas, espárragos, etc.

Las plantas de hojas: lechugas, coliflor, espinacas, etc.

Las legumbres: judías, guisantes, habas, etc.

Las plantas de fruto: tomate, pepino, calabacín

Debemos tener presente al planificar la composición de nuestro huerto, que determinadas asociaciones de plantas son beneficiosas para su crecimiento, mientras que otras son perjudiciales.

Es conveniente rotar los cultivos cada año porque ello hará que la tierra reponga de forma natural sus minerales y no se agote. Además las diferentes especies tienen diferentes requerimientos. También es conveniente dejar reposar el suelo cada cuatro o cinco años. Si creemos necesario abonar nuestro huerto debemos optar por alternativas ecológicas, por ejemplo guano o humus de lombriz.

Cuando tengamos un huerto en casa nos daremos cuenta de que es el sitio privilegiado de nuestro hogar y que estamos poniendo nuestro granito de arena y contribuimos con la preservación del medio ambiente. Además disfrutaremos de todo el sabor de las hortalizas, que al haber madurado de forma natural no pierden sus propiedades.

En El Blog Verde ya hemos visto cómo cultivar tomates, cómo cultivar fresas y también hemos hablado sobre el humus, el ph del suelo, los semilleros, los fungicidas ecológicos, los tipos de riego, los invernaderos caseros y también hemos dejado un calendario de siembra. Por ello, ¿qué mejor que empezar a crear nuestro huerto en casa?

Comida ecológica, la alimentación del siglo XXI
En los últimos años, la conciencia ecológica ha aumentado en casi todos los niveles de la población. Temas como la prevención del cambio climático o el ahorro de agua potable ya están instalados en la vida cotidiana de la mayoría de las familias. Esta nueva visión ecológica también alcanza a la alimentación. A continuación, analizamos a que nos referimos cuando hablamos de comida ecológica.

¿Qué son los alimentos ecológicos?

Los agricultores y ganaderos convencionales se preocupan por la obtención de productos agradables a la vista, “vendibles”, sin analizar los ocasionales perjuicios que puedan traer al consumidor.

Frente a esta postura, la alimentación ecológica o biológica es aquella obtenida sin el uso de fertilizantes, plaguicidas u hormonas de crecimiento. Además se vende de forma local, evitando así gastar energía en transporte. Los alimentos de producción ecológica deben estar certificados por un organismo independiente, que garantiza que su producción cumpla los requisitos establecidos por la normativa.

He de añadir que la normativa es diferente en cada país, y la legislación española es menos exigente que las de otros países europeos, como por ejemplo Alemania.
Ventajas de consumir productos ecológicos

Las frutas y verduras convencionales suelen producirse de forma industrial, en monocultivos intensivos en los que se cultiva una única especie de forma sostenida en el tiempo. Esto ocasiona un enorme impacto sobre el suelo, que agota sus nutrientes en seguida, por lo que es necesario añadir gran cantidad de fertilizantes, para sacar rendimiento al cultivo. La fabricación de fertilizantes, además de ser una actividad muy contaminante, ocasiona un gran gasto de agua y energía, tanto por la producción como por el transporte.

Por otro lado, estos monocultivos son muy atractivos para las plagas, lo que hace necesaria una utilización constante de pesticidas. Su fabricación implica el mismo impacto que la de los fertilizantes, y añade otro más: la acumulación en el suelo y el alimento de gran cantidad de sustancias químicas.
Todas estas sustancias tienen un efecto negativo sobre la salud del consumidor, ya que incrementan la aparición de alergias, intolerancias y otras enfermedades en la población.

A estas desventajas, hemos de añadir la globalización de la producción de alimentos, que implica que gran parte de los alimentos que consumimos hayan sido producidos a muchos kilómetros del lugar de su consumo. Esto implica, además de una inversión energética considerable para transportar esos alimentos, la explotación de los agricultores, a los que se paga un precio irrisorio para mantener la rentabilidad del proceso.

Por otra parte, estos cultivos contribuyen en gran medida a la deforestación, ya que el agotamiento del suelo implica que se utilice terreno proveniente de selvas y bosques para continuar la producción agraria o ganadera.

Frente a todas estas desventajas, la alimentación ecológica propone una alternativa más saludable y sostenible.

Los productores ecológicos tratan de maximizar el aprovechamiento de recursos naturales, como abonos orgánicos y utilizan procedimientos tradicionales, como la rotación de cultivos, que disminuye la presión de las plagas y la necesidad de utilizar fertilizantes; esto se debe a que algunos cultivos aportan minerales al suelo de forma natural, y también a que las diferentes especies tienen distintos requerimientos, lo que facilita la recuperación del suelo. Además, al no utilizar agroquímicos, se evita la contaminación de los suelos.

Requisitos de la agricultura ecológica

Se deben utilizar tierras que hayan descansado al menos cinco años de la agricultura convencional, período que permite la eliminación de residuos químicos. Por ello, la certificación no se otorga hasta pasados cinco años de cultivar ese suelo sin utilizar químicos.

Las semillas deben separarse de forma adecuada para permitir el desarrollo de productos con la máxima absorción de sales minerales.

Realizar la siembra y cosecha de productos de estación, para que los cultivos sigan su ritmo natural.

No utilizar invernaderos.

Controlar las plagas a través de la rotación de cultivos, control biológico de plagas o productos orgánicos.

Utilizar abonos biológicos para la fertilización, como humus de lombriz, guano…

La ganadería ecológica

En cuanto a la ganadería biológica, trabaja con razas autóctonas del país y controladas desde su origen. Los animales se crían al aire libre y se alimentan de la leche materna hasta los ocho meses.

Luego, continúan su alimentación con productos naturales como el maíz y la soja. No se utilizan piensos, aditivos ni estimulantes de ningún tipo para acelerar su crecimiento y engorde.

El sacrificio de los animales se realiza de forma individualizada y el mínimo sufrimiento posible, para reducir las toxinas que se alojan en la carne cuando el animal se encuentra en situaciones de estrés.

La producción ecológica como negocio

Con consumidores cada vez más exigentes respecto a sus compras e interesados en la vida saludable, los productos ecológicos son cada vez más demandados.

Por eso, la agricultura ecológica ha prosperado y se ha convertido en un negocio rentable. Muchas cooperativas trabajan en esta rama, promoviendo el cuidado del medio ambiente y el autoempleo.
Sin embargo, aún estamos lejos de otros países en los que la producción ecológica lleva muchas años instalada en el mercado, y que pueden asignar a sus productos un precio más económico que haga el producto más atractivo para los usuarios, ya que en ocasiones el elevado precio disuade al consumidor de adquirir estos productos.

sábado, 17 de marzo de 2012

Petróleo ¿Riqueza o desastre ambiental?

El Océano Ártico, con sus 14 millones de kilómetros cuadrados, alberga un 25% del petróleo y del gas natural no-extraídos del planeta. Hasta hace poco, las dificultades para extraer las reservas de petróleo en el Ártico habían frenado el interés, sin embargo la inminente crisis energética y la desmesurada subida de precios, acerca cada vez más la explotación del Ártico, lo que posiblemente desembocará en un desastre ecológico por el impacto medioambiental que supondrá.



Las temperaturas extremas, placas de hielo y demás condiciones meteorológicas aumentan la peligrosidad de extraer petróleo en este remoto lugar. Si nos paramos a pensar en lo que supondría la labor de limpieza en el caso de alguna fuga, tratándose de un lugar como ese, las repercusiones medioambientales serían catastróficas.

Hay que considerar que el ecosistema del Ártico es frágil ya por sí mismo y que alberga un montón de especies que ya se han visto afectadas por el calentamiento global, el cual además podría verse acelerado con este tipo de explotación. Si a esto le añadimos las dificultades que entrañaría el remediar el desastre – por otro lado más probable que en ningún otro sitio dada la dificultad de la extracción – las consecuencias podrían ser catastróficas.



¿Puede la industria del petróleo garantizar la seguridad de las perforaciones en el Ártico? Si pensamos en los ejemplos que todos conocemos en lugares más cálidos, cercanos a ciudades y con toda la tecnología a su alcance, la respuesta probablemente sea no. No están preparados para afrontar con éxito la limpieza en el caso de que resultase necesario, para empezar porque el petróleo no se comporta del mismo modo en aguas templadas que en el hielo.


Pero no sólo estamos hablando de petróleo. Un informe del Instituto de Investigaciones Geológicas de Estados Unidos señala también que la región contiene tanto gas natural como todas las reservas conocidas en Rusia. Este dato, unido a la cada vez mayor accesibilidad debido al deshielo por el calentamiento global, sitúa al Ártico en el punto de mira como un auténtico filón de recursos naturales. Gas, petróleo y también valiosos minerales podrían ser disputados en un futuro no muy lejano, dado que la zona se calienta tres veces más rápido que el resto del mundo, lo cual implica un cambio de no retorno en algunos de sus ecosistemas y una zona cada vez más amplia sobre la que estas industrias podrían actuar. Algunos expertos hablan incluso de que será una realidad antes de 40 años teniendo en cuenta la aceleración del deshielo.

A todas estas consideraciones medioambientales, además hay que sumarles las políticas y sociales, dado que el Ártico está habitado por cuatro millones de personas, entre ellas tribus indígenas, que tienen derecho a los recursos naturales de la tierra en la que viven.

En definitiva, la extracción de petróleo en el Ártico es un tema controvertido y polémico, en el que los intereses económicos y la protección medio ambiental se enfrentarán en una lucha por este filón del Ártico que puede quedar seriamente perjudicado si no se toman las precauciones necesarias.


Imágenes: news.bbc.co.uk m.terra.com.pe crisiseconomica2010.com

Fuente: El Blog Verde

martes, 13 de marzo de 2012

Contaminación biológica del agua

Contaminación biológica de agua. El agua es un recurso indispensable para todos los seres vivos y la concienciación de su importancia resulta un tema vital. Las actividades industriales, nos proporcionan muchos productos y empleo, pero también tienen ciertas consecuencias no deseables en el medio ambiente. Algunas fábricas vierten residuos que contaminan los ríos o suelos, pero esta no es la única contaminación posible del agua, también existe la contaminación biológica por hongos, bacterias y virus que pueden provocar algas, enfermedades y la proliferación de otras plantas acuáticas. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) consideramos que el agua está contaminada cuando su composición se haya alterado de modo que no reúna las condiciones necesarias para ser utilizada beneficiosamente en el consumo del hombre y de los animales.


Entre los principales contaminantes biológicos del agua encontramos diferentes agentes patógenos, como pueden ser bacterias, virus, protozoos y parásitos que entran en contacto con el agua y que provienen en su mayoría de residuos orgánicos. Los virus pueden ser patógenos para el hombre y hay cientos de tipos que se eliminan por las heces. Las bacterias, las cuales encontramos en el intestino, son muchas veces benéficas y con una función determinada para nuestro organismo, pero otras veces son causantes de diferentes enfermedades. Por ello, la presencia de bacterias intestinales en el agua la convierten en no potable. Los protozoos pueden vivir también en el intestino de los animales y el hombre y son causantes de problemas médicos como la diarrea o disentería.


En el agua también encontramos desechos que requieren oxígeno para su descomposición, y cuando el número es demasiado grande puede llegar a agotar el oxígeno presente en el agua, haciendo que la autodepuración resulte imposible. El agotamiento de oxígeno produce olores desagradables como los que encontramos en algunos estanques.

El calor también puede ser considerado un contaminante, puesto que al aumentar la temperatura, también disminuye el oxígeno.

Aguas negras: tiene este nombre debido a la coloración oscura que presenta. Cuando hablamos de aguas negras nos estamos refieriendo a aguas residuales contaminadas con residuos fecales y orina que provienen de desechos humanos o animales. El no tratamiento de estas aguas puede general graves problemas sanitarios, puesto que no se cortaría el ciclo epidemiológico de transmisión. En el siguiente esquema, podemos ver un resumen de estos agentes patógenos que podemos encontrar en dichas aguas negras que no han sido depuradas convenientemente. (Fuente: monografías.com)


Imágenes: chikimundo.com contaminaciondelagua.net

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